FRASES PERTURBADORAS: Joseín Moros

—Puedo cortar mil árboles con mis dientes —venía cantando el sacristán por la plaza del pueblo.

En la iglesia una docena de feligreses perdieron la cabeza. El ruido del motor de la sierra, en sus manos, parecía repetir la letanía. El carnicero apuñaló al sacristán a la vista de todos y levantó la rugiente máquina. Gritó con lágrimas en los ojos:

—Yo también.

Y corrió tras los pueblerinos. La peluquera disparó al carnicero antes que descabezara al herrero y el juego macabro continuó. A la mañana siguiente solo quedaba el enterrador con la sierra maldita en sus manos. Reía feliz y fue al bosque a cortar madera para los ataúdes.

Esta obra se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. La imagen que acompaña esta publicación fue descargada de PIXABAY y es de dominio público.