—¡Soy la reina de las cabras! —dijo mi hija.
¡Qué problema! A esta edad, el sacrificio ya debería saber que decir ese tipo de cosas es blasfemia.
¡Perdónala, Dios, Oh, Zariatnatmix Janna Etutnamus, Brazo Tabrasol, Shub-Niggurath!
© 2018 Claudio Suárez Lynch
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Conversación en la Forja
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