CUENTO: Santa viene a casa, por Erath Juárez Hernández


¡Jo, jo, jo!, se escuchó en la sala.

La familia Martínez, reunida en el comedor, cenaba un enorme pavo relleno de frutas. Al escuchar la risa se levantaron de sus sillas.

¡Jo, jo, jo!

—¡Es Santa! —gritó el padre. Era el único que se oía emocionado.

—¿Otra vez, papá? —dijo la hija, aburrida.

—Papá, ya sabes que no creemos en Santa —dijo el hijo mayor.

—Pero no me van a negar que es más divertido recibir los regalos de manos de Santa, aunque sea de mentiras. Un momento... ¿Quién le abrió la puerta?

Al llegar todos a la sala, quedaron sorprendidos. Como todos los años, el Señor Martínez había contratado el servicio de “Santa a domicilio”: unos androides, réplicas exactas de aquél hombre bonachón que apareciera por cientos de años en los refrescos de cola. La agencia le había prometido el modelo más moderno y exclusivo, pero lo que tenían enfrente parecía una broma.

El traje rojo y blanco del Santa estaba manchado con lo que parecía óxido o aceite. La barba y cabello estaban teñidos con sangre. Cargaba al hombro un saco mugroso que olía a carne descompuesta y era seguido por una nube de moscas. La mirada le cambió de viejo tierno a brutal asesino. Todos vieron cómo una gran gota roja le resbaló por los gruesos bigotes y cayó sobre la alfombra. De su traje sacó un machete ensangrentado.

¡Feliz Navidad! ¡Jo, jo, jo!

En el comedor se encendió la pantalla holográfica. Con el sonido de los gritos de horror, carne desmembrándose y sangre salpicando sobre las paredes como fondo, se escuchaba la voz del locutor.

Atención a toda la ciudadanía, acaba de llegar a la redacción el siguiente boletín: “Se advierte a todos los que hayan contratado el servicio de Santa Claus a domicilio que tomen las precauciones necesarias, ya que terroristas han suplantado los androides por asesinos. La policía está eliminándolos pero se ven rebasados en número. Se estima que hay doscientos mil todavía sueltos...”

© 2006 Erath Juárez Hernández

Esta obra se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. La imagen que acompaña esta publicación fue descargada de PIXABAY y es de dominio público.

Conversación en la Forja

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