El juez abandonado por su esposa se condenó a sí mismo a padecer una tristeza intolerable durante tiempo indefinido, por haber sido un imbécil al enredarse con una mujer soberbia, infiel y agresiva; y por haberse enamorado de ella, a pesar de todos estos defectos.
© 2018 Carlos Enrique Saldívar
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Sin apelación: Bueno!
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