¿La pasión por el fútbol desaparecerá en el futuro? Parece que no, que entre naves espaciales, nuevos planetas y seres ápodos y con cuerpos multiformes, un penalti seguirá siendo un penalti.
Junio 12, año 2450.
Después de un largo viaje, la selección terrícola hace su llegada al planeta Xard. Se disputa por primera vez la copa Intergaláctica de fútbol. Me llamo Diego Armando y llevo la camiseta número diez. Represento a México, pero en ésta ocasión a la Tierra.
Ocho selecciones de distintas galaxias se reúnen a disputar la “Copa Ronaldinho”, llamada así en honor al talentoso jugador que militaba en un equipo español que ahora nadie recuerda, pero que en el siglo XXI fue de los mejores en la Tierra. Se dice que pudo no haber sido terrícola, ya que sus habilidades eran de “otra galaxia”. Pero la verdad nunca se sabrá.
La selección de la Tierra está conformada en su mayoría por jugadores del equipo que este año resultara campeón mundial por segunda vez consecutiva, la selección de España. Los refuerzos son tres jugadores de Argentina, tres de Brasil y tres de México. Todos comandados por el director técnico Unindal Stchai del planeta Bitheniat.
A pesar de ser los inventores del juego, los terrícolas no somos los favoritos para llegar a la final. Para colmo estamos colocados en el “grupo de la muerte”, junto a las selecciones de Brannab, Zeant y Phar. El grupo fue llamado así porque nuestros tres contrincantes han alguna vez tratado de invadir la Tierra. Ya han pasado muchos años de eso pero, como sabemos, algunas llagas jamás cicatrizan.
Mañana es el primer juego. Nos toca jugar con Brannab. Será un juego difícil. Sus jugadores miden casi dos metros y medio de alto, por lo que debemos cuidarnos de su juego aéreo. Nuestro técnico Unindal ya tiene preparada la estrategia. Esperamos que el árbitro (que es cíclope) no nos perjudique.
Junio 13.
El partido de hoy fue muy duro. Uno de los españoles salió lesionado y ya no podrá continuar con el torneo. Hemos ganado por tres goles contra dos. Creo que los brannabes se cansaron de tanto patearnos. Qué bueno que nuestro técnico tiene dos corazones, porque uno de ellos dejó de funcionar. El partido no fue apto para cardíacos. Remontamos una desventaja de dos goles. Al final, clavé el último gol a tan sólo dos minutos de que acabara el juego. Eso enfureció al portero contrario. Me lanzó una sustancia ácida de su boca que fue a parar en el pie del español. Por supuesto que el árbitro cíclope no vio lo que ocurrió. Jugamos dentro de tres días contra Phar. Esos reptiles son muy veloces. Haremos lo que se pueda.
Junio 16.
Nuestra clasificación se decidirá en el último partido. Empatamos a cero goles con Phar. No les veíamos ni el polvo. Por fortuna no son muy diestros con el balón. No perdimos gracias a nuestro portero argentino. La selección de Zeant lleva dos partidos ganados en fila, los dos por goleada. Tienen un portero octópodo imbatible. Lo “nacionalizaron”, pues él es oriundo del planeta Ecandre. Son los favoritos junto con los anfitriones xardos. Tenemos tres días para descansar y prepararnos. ¿Que si estoy nervioso? Mucho. Y es porque los oriundos de Zeant son la raza más bélica del universo. ¿Será por eso que los otros equipos no metieron ni las “manos” en sus confrontaciones?
Junio 19, 6:00 horas tiempo de Xard.
Antes del partido, “el profe” nos ha dado las indicaciones. No regalaremos nada a nuestro contrario. Por lo menos, haremos todo por ganar. En el otro grupo resultó finalista el equipo de Xard. Otra vez el árbitro cíclope se vio envuelto en una mala decisión. Marcó un penalti inexistente a favor de Xard. Ya hemos vencido en otras ocasiones a los bicéfalos xardos. Hay probabilidades de ganar la copa cuando nadie daba nada por nosotros. Espero anotar un gol esta noche.
Junio 19, 27:00 horas tiempo de Xard.
Aun no puedo creer lo que ha sucedido el día de hoy. Hemos hecho historia en este campeonato. Le hemos ganado a la selección favorita. El partido se jugó en su mayoría en la mitad del campo. Duras entradas por los dos bandos. Acabamos con nueve jugadores, y ellos también. Nos llevamos la peor parte. Hemos perdido a dos españoles más por lesión y dos por expulsión. Para la final estaré acompañado por puro jugador latinoamericano. El único gol fue en tiro libre. El disparo no iba con mucha fuerza, pero iba angulado y con efecto. El portero octópodo tropezó con una de sus extremidades. Alcanzó a rozar el balón pero no pudo evitar que se colara en su meta. El estadio se convirtió en una sucursal del manicomio. Los arrogantes zeantis habían sido derrotados. Nos han comunicado que en la Tierra no han parado de celebrar. Tenemos tres días para preparar la final. El “profe” Unindal pudo reparar su otro corazón. No queremos que se nos descomponga en plena final.
Junio 22.
¡Campeones! Sí, lo hemos logrado. El partido del siglo. Después de empatar a tres en el tiempo regular y en los tiempos extras, el juego se decidió por la vía del penalti. Ante más de cinco mil millones de televidentes de todas las galaxias (pago por evento), uno a uno fue tomando su turno para ejecutar la pena máxima. Nadie fallaba. El último turno de los xardos fue errado. Su jugador voló su disparo a las tribunas de fea manera. Me tocó cerrar la tanda de penaltis. Si anotaba éramos campeones, si fallaba nos íbamos a muerte súbita. No tomé mucha distancia. El portero se lanzó hacia su derecha. El disparo se incrustó en el ángulo opuesto. Por fin, después de cientos de años, la Tierra resultaba campeona de la galaxia. Corrí hacia una de las cámaras de TV. Detrás de mí los demás jugadores trataban alcanzarme. Los xardos de las tribunas lloraban desconsolados. Para esa ocasión, debajo de mi camiseta escribí un mensaje que copié de un libro de historia. Las mismas palabras que alguna vez usó un célebre conquistador y que sólo en la Tierra podrían comprender: veni, vidi, vici.
© 2007 Erath Juárez Hernández
© 2007 Fraga (ilustración)
Esta obra se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Conversación en la Forja
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