EL GUIONISTA QUE ARROJÓ SU ROPA POR LA VENTANA: Carlos Enrique Saldívar


El guionista arrojó a la calle todas sus vestimentas y quedó desnudo, sin nada que ponerse. Se preguntó por qué había realizado tamaña locura. Se dio cuenta del motivo cuando las prendas se levantaron del suelo; unas flotaron, otras avanzaron por la pared hasta él, que vivía en un octavo piso. «Son las ropas», se dijo. «Pensé que las ropas disminuían mi creatividad, mas no era así; intentaban decirme algo». El guionista descubrió que el hecho de contemplar aquella maravilla: las vestimentas entrando al clóset, en orden, colgándose solas, guardándose en los cajones, acercándose a su cuerpo; la ropa interior cubriéndolo, el pantalón, los calcetines, los zapatos, el polo, la camisa, el abrigo, la bufanda, el sombrero; todo ello era prodigioso, y le había brindado una buena idea. Ya vestido, tras meses de bloqueo creativo, al guionista se le ocurrió trabajar una excitante historia de fantasía sobre prendas que cobran vida de pronto y hacen un sinnúmero de cosas en favor de su amo. Escribió la historia rápidamente, pero nadie quiso aceptarla al principio: la narración resultaba demasiado absurda para ser llevada a la gran pantalla por un estudio grande. Se rodó un cortometraje independiente, que hoy es un clásico.

© 2018 Carlos Enrique Saldívar

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Conversación en la Forja

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